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EL ESTOQUE DE MATAR TOROS

El estoque de matar toros no se trata de una espada angosta, sino una verdadera espada de hoja más ancha que las de esgrima, y que como todas estas armas se estrechando progresivamente hacia la punta. En el tercio que se llama débil, y en este caso no lo es, se le imprime una pequeña curvatura, que los toreros denominan “muerte”, para que no resbale sobre la piel del toro o la rasgue al pinchar, sino qye enganche inmediatamente y cale y pueda pasar, como una sonda curva por entre la red de huesos del esqueleto torácico de la res.

El estoque o la espada de matar toros tiene una longitud, desde el pomo a la punta, de 85 a 90 centímetros. Más larga sería incómoda y traspasaría el cuerpo del animal. La forma de la empuñadura es como la de la espada española del siglo XVII; pero solo conserva, y un poco más corta, la cruz de los gavilanes y la curva del asa de la guarnición aunque por ella no se rasga y sólo sirva para meter y asegurar la mano. La taza no existe, y bien está así, no ya tan sólo porque no hace falta, sino porque sería un estorbo para la vista del matador en el momento de herir. La empuñadura es más corta que la de ninguna otra espada, para que el dedo índice, que es el que asegura la dirección de la estocada, pueda proyectarse hasta el nacimiento de la hoja. La guarnición va envuelta en una cinta de lana roja, y el pomo en una gamuza para que la mano no se escurra. Por forma, de la empuñadura y la manera de cogerla, la hoja no forma ángulo alguno con la muñeca cuando se extiende todo el brazo. Se ha conseguido fácilmente lo que se procuraba en las espadas de esgrima descentradas: se ha logrado que la hoja forme una línea recta con el brazo y sea, cuando este se halle plegado, como una prolongación del hueso cúbito. Ello se pudo obtener fácilmente desde el primero que se construyó, por ser el estoque de matar toros arma ofensiva, y no defensiva, y no tener que ir a parada ni quite alguno. El matador habrá de saber pues aprovechar las condiciones de su arma y procurar que el antebrazo forme una sol línea recta con la espada desde la punta de ésta hasta el codo del hombre, como si en el codo, precisamente, estuviera insertada la espiga de acero.

Como la única defensa del matador es la muleta, y ésta se lleva en la mano izquierda, y es lo primero que ha de ofrecerse al animal para que humille y descubra, el diestro en el cite habrá de colocarse de costado, con el hombro izquierdo hacia el toro, que es lo que se llama enhilarse o perfilarse, y precisamente muy de perfil, no tan sólo para adelantar mejor el trapo, sino para ofrecer a la vista del toro más muleta que cuerpo y, desde éste, la menor cantidad de volumen posible. Habrá de atacar, pues no como cuando se esgrime, perfilando con el hombro derecho y estirado el brazo lejos del busto, sino al revés, pasando por delante del busto el brazo ofensor, y como en esta posición no acabaría de pasar, ni el liador podría salir del embroque, habrán de variar ligeramente en el viaje la posición del cuerpo, y cuando el toro haya tomado el engaño, enderezarse y darle el pecho, doblándose por la cintura para facilitar el juego del brazo, armado y de la pierna derecha que ha de avanzar cruzándose con la izquierda para tomar la salida. Pero todo ello reunido; es decir, sin que el brazo se separe del busto hasta un punto tal, que el peso del cuerpo ya no contribuya a la intensidad del ataque; no hiriendo a tenazón, con el brazo separado hacia afuera, por huir del toro; no tirando el puño, sino mandándolo recto, con el brazo en el mismo plano que el busto, con la fuerza que nace desde el hombro y ayudándose con todo el cuerpo. Todo esto, más por lo que atañe a la dirección que a la fuerza, porque en verdad no hace falta cuando se cogen los blandos, entonces la espalda penetra fácilmente ayudada por la embestida del toro que se clava en ella.

LA ESTOCADA

El momento de tirarse a matar es el más decisivo y emocionante de la lidia por ser aquel en que el matador se juega la vida por quitar la suya al toro, si entra de cerca y cara a cara.

Para matar bien es indispensable que al valor y la destreza les acompañen la serenidad y la fortuna, dependiendo de tal modo de ésta el éxito de la suerte que muchas veces, entrando el matador por derecho y con decisión, puede una estocada por alto hieren los mismos rubios (la reunión de los huesos), y no penetrando en el toro queda deslucida una buena faena, y un pinchanzo señalado queda como los propios ángeles.

El mérito de la suerte de matar no debe medirse por el número de estocadas, sino por la calidad de las mismas.

DE LAS DISTINTAS MANERAS DE MATAR

RECIBIENDO: Es la primitiva suerte de matar. Inventada por el primero de los Romero (Francisco) en 1726. Según la forma clásica, y como describe “Paquiro”, es: Se perfila el diestro con el pitón derecho a corta distancia y con los pies juntos. Arma el brazo del estoque apuntando con éste a los rubios, y presenta la muleta como para el pase de pecho. En esta forma cita, se arranca el toro y al llegar éste a jurisdicción por quiebro de muleta le da la salida a la vez que clava el estoque, todo sin haber movido los pies. Consumada la suerte, sale de ella por los costillares a toda prisa.

AGUANTANDO: Perfilado el diestro, se le arranca el toro y, en lugar de evitar lo imprevisto, lo afronta gallardamente y aguanta la acometida consumando la suerte. Tampoco aquí cuenta para nada el resultado del estoque, quede como quede.

A UN TIEMPO: Es cuando al mismo tiempo de arrancar el torero se le arranca el toro inesperadamente, encontrándose en el centro del viaje.

AL ENCUENTRO: No debe confundirse con la anterior. Aquella es siempre ocasional y ésta es preparada y provocada con el toro, que citado a recibir, no acude en forma convincente al matador y ése se arranca al encuentro del toro para mejorarse y lucirse. Este modo de matar es el adecuado para los toros que ven sólo de lejos y no de cerca.

A LA MEDIA VUELTA: Esta, como la de “a la carrera”, “cuarteando” y “a paso de banderillas”, sus mismos nombres indican la forma de ejecutarlas que son recursos y alivios lícitos cuando las pésimas condiciones del toro no permiten otra clase de formas con decoro y sin evidente riesgo de cogida.

A LA CARRERA: Es suerte de ventaja y tiene lugar provechando para matar la carrera del toro, siguiendo el capote de otro lidiador. El espada se interpone, obliga con su muleta a humillar a la res y da la estocada, saliendo en opuesta dirección a la marcha del toro.

VOLAPIE: Es suerte de recurso para los toros, que aplomados, no acuden a la cita en la suerte de recibir. Fue inventada por Costillares a fines del siglo XVIII. El volapié primitivo era suerte fácil como decía Pepehillo y, cuarenta años más tarde Paquiro. Consistía en armarse sobre corto al toro completamente aplomado, irse a él rápido, meterle la muleta en el hocico para hacerle humillar, descubrirse, herir y salir por pies rozando los costillares hacia el rabo. Que por entrar rápido, volando los pies y saliendo igualmente se llamó “ vuelapies”. El volapié de hoy es otra cosa muy superior. Tiene esto y tiene algo de la suerte de recibir. El espada ha de ir y dejarse ver, pero también ha de ver llegar al toro. Es decir, ya no es el toro aplomado…es el toro que hace de torero.

Igualado el toro se perfila el espada en corto, adelantada la muleta en bajo. Arranca despacio y recto, dejándose ver. Hace humillar a la res, metiéndole la muleta en el hocico, descubre los “rubios” en los que clava, salva el embroque y sale limpio rozando los costillares. Para esto, el toro tiene que conservar alguna facultad pues ha de hacer por el torero, por lo que si no toma bien el engaño, o no se arranca en la derechura debida, el espada ha de enmendarse  en el viaje para evitar la cogida segura, ya que en el volapié, engendrado el viaje, el torero queda a merced del toro, al contrario que recibiendo, puesto que entonces es el toro el que emprende recto el viaje, que si no es recto el torero lo ve y puede desviarse, ya que se encuentra a la expectativa, es decir todo lo contrario que en el volapié. Por eso el “aliviarse” algunas veces el espada, “el echarse un poco afuera”, el “enmendar”- no enmendarse, que es muy distinto-, cuando es por justificada causa, es obligado y necesario para evitar la segura cogida. Y más bien acusa conocimiento, maestría y destreza el espada que así lo ejecuta, que defecto o falta recusable.

CLASIFICACION DE LAS ESTOCADAS

Antes de estudiar las estocadas diremos que el punto de referencia para clasificar las mismas es la cruz o “los rubios”, que así se llama al centro superior de las agujas y médula espinal sobre los brazuelos.

Por su colocación se llaman:

EN LO ALTO: Cuando el estoque queda en los rubios, es decir en el centro de las agujas.

CAIDA: Cuando se da en el lado derecho del toro y desviada unos diez o más centímetros de la cruz.

BAJA: La que es más que caída.

CONTRARIA: Es la misma estocada caída pero por el lado contrario.

TRASERA: Es la estocada que se da detrás de las agujas.

DELANTERA: La que se coloca antes o delante de las agujas.

ATRAVESADA: La que se coloca saliendo la punta del estoque por uno de los costillares.

IDA: Es la atravesada, pero sin que el estoque asome por el lado opuesto.

HONDA: La que se da enterrando en la res todo el estoque.

CORTA: Cuando el estoque sólo entra en un tercio de su longitud.

PERPENDICULAR: Cuando la espada, aunque esté en los rubios queda colocada casi verticalmente, pudiendo ser delantera, trasera o pasada.

TENDIDA: Si la espada queda colocada horizontalmente formando un ángulo menor de 45 grados.

SOBRADA: La contraria que entró más atrás de la cruz, de la que se dice que el matador se hartó de toro…” se sobró”.

PESCUECERA: La que está colocada tan delante de la cruz y tan cerca de las orejas que hiere en el pescuezo como su nombre indica.

DESPRENDIDA: La que no se ajusta bien porque la herida es más ancha que el acero y el estoque queda mal clavado y puede caerse o ser fácilmente “escupida” por el toro.

DESCOLGADA: La que entrando alta no está en la misma cruz, sino en los márgenes de ella, tendiendo a irse hacia un lado del acero y por el peso del puño.

PINCHAZO EN HUESO: Como su nombre indica es la que por mala posición del toro o mala dirección del acero impide la introducción del estoque.

PINCHAZO SIN SOLTAR: Generalmente cuando se pincha en hueso por efecto del encontronazo y la presión del pomo del estoque en la mano, se abre ésta y se suelta el acero. Pero en ocasiones el matador al pinchar en mal sitio, y no en hueso, tira del acero para que no entre y sea una mala estocada.

ENVAINADA: Se dice así cuando el estoque se introduce entre cuero y carne, produciendo poco daño a la res.

TENDENCIOSA: Igual que la ida, pero en dirección opuesta, desviada de la derecha a la izquierda del animal, con tendencia a atravesar.

GOLLETAZO: El estoque penetra casi lo mismo que en las estocadas bajas.

FIRMADO: «GUIZANCHO» Y RAMÓN GONZÁLEZ, VICEPRESIDENTE DEL EXCMO CLUB TAURINO DE BILBAO.